domingo, 19 de enero de 2014

¿Quién fue el General Abundio Pantoja?



Por los años de 1914 A 1917 de la revolución, ubicándonos en el lado oriente del municipio de Tacámbaro; en ese tiempo uno de los rebeldes llamado Abundio Pantoja, a cada instante hacia su presencia por el rumbo de tierra caliente y se cuanta que en repetidas ocasiones pasaba por el camino real que pasa por el paraje denominado el Arrollo de Apo, acostumbraba a desviarse por la vereda de La Vinata para apoderarse de la Hacienda de San Vicente Arroyo de Apo, se cuenta que algunas personas llegaron a mirarlo y que en ese lugar les pagaba a sus soldados, hasta es posible que en La Joya de los Guajes o al pie del Cerro de la Neblina haya tenido su guardo, por lo que se presume que dejaba parte del botín que robaba por las ciudades de tierra caliente.
Don Santiago Cervantes, tenía algunas visiones que en La Peña del Gavilán era donde escondía gran parte del botín en una alacena que conserva La Peña, también le señor don Juan Contreras, confirmaba la misma versión ya que habitó cerca del lugar llamado Las Cuevas, a él le platicaron que solamente un soldado muy reservado sabia como deslizarse con una riata desde la parte alta para sacar o depositar el dinero en ciertas bóvedas estando acampado, pues en ese lugar de San Vicente, se sentía tan confiado que tomó la vereda que sube por Los Guajes; tan solo con su máuser colgado al hombro se le ocurrió quitarle las hermana al joven Sacramento Lisea y Eleno Lisea que venían para Tacámbaro, ya que el camino conduce de La Cañada de Acaten a Tacámbaro, por ahí pasaba de modo que los quiso asustar con el arma, pero se llevó la gran sorpresa de que uno de ellos le acertó una pedrada en la cabeza derribándolo por los suelos tan solo por defender a su hermana Carlota del mandito antojo del General Abundio Pantoja y viéndolo que cayó le arrebataron el rifle para taparlo de piedras, ramas y zacate; los curioso es que la hermana no les permitió que le dispararan con el arma por el miedo de que los escucharan los demás soldados que tranquilos descansaban bañándose por el rio, entonces los muchachos que conocían los caminos se volvieron por el camino a Caramécuaro para dar parte al gobierno que por esos días estaba acuartelado por donde está hoy la Farmacia de Dios en Tacámbaro y de inmediato vinieron para reconocer al maleante que era ni más ni menos que el famoso General Pantoja, que se sabía que era de Guanajuato, por ahí de León, cuando vinieron a buscarlo donde lo habían dejado los muchachos y la muchacha, el herido ya se había encomendado a la vida de los tacuaches para no morir de la piedriza que le dieron; lo cierto es que de ese lugar lo levantaron los militares para exhibirlo a media plaza de Tacámbaro unos tres días y al mismo tiempo dispersando a los compañeros dándoles una corretiza por distintos rumbos del rió.
Gracias a personas de memoria privilegiada como lo es Don Juan Villa, de la Parotita, que a pesar de sus 88 años conservaba estos datos que aquí le hemos comentado.






ELOY HERNANDEZ GARCIA

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