Algo para recordar… una de las importantes y grandes
batallas que se dieron aquí en Los Reyes Michoacán en el tan famoso llamado
“Tanque verde”. Nos remontamos al 23 de noviembre de 1864, esto tuvo lugar
cerca de donde hoy se encuentra el salón Gualquiria o el famoso Rio de Los
Reyes, donde antes se encontraba la calle Chicacuaro, hoy conocida como
Emiliano Zapata.
La batalla de los
encuerados.
El 19 de febrero, después
de tres días y tres noches, Salazar llegó a Los Reyes.
Es mejor dejar el
relato Don Jesús Romero Robles, en su historia de Michoacán, transcribe el
relato del capitán Ignacio Cerda.
En la mañana ordenó
Salazar que se aseara la tropa. Los cuerpos se dirigieron al rio, y dejando sus
fusiles en pabellón. Estaban los soldados en el baño; tranquilos, contentos
porque sabían que el general velaba por ellos. De pronto comenzaron a oírse
disparos, en la orilla de San Gabriel, barrio de Los Reyes. En aquel momento,
comenzaban a llegar del rio los infantes de Salazar. Terrible era el aspecto de
aquellos hombres. El toque de Generala los había sorprendido en el baño; la
batalla fue tan apremiante, que no tuvieron tiempo de vestirse; y la mayor
parte de ellos, desnudos, con el fusil a discreción y atándose las cartucheras,
parecían demonios brotados del infierno. El enemigo a su vez, se presentaba por
la calle principal (la del Olmo). Su primera columna, a de dos compañías de
zuavos del tercer regimiento (300 hombres) avanzando a paso de guerra
Salazar ordeno al
teniente coronel Antonio Domínguez, que con el batallón de Toluca saliera al
encuentro del enemigo. Domínguez, luego que se avisto con la columna contraria
exclamo lleno de terror: ‘¡Muchachos, son franceses; media vuelta!’ y uniendo
el ejemplo a la palabra huyo cobardemente. Entonces el coronel Méndez Olivares,
Mayor General de la división, acompañado del teniente coronel Narciso
Garcilaso, Comisario de guerra y del Capitán de estado mayor Francisco Ramírez,
salieron a l encuentro de los fugitivos, lograron contenerlos. En este acto,
Salazar les dirigió la palabra ‘Soldados de la Patria, solo a los cobardes se
oculta el peligro, aquí tenéis a los francés. ¡Valientes hijos míos, a
derrotarlos o a morir!’ ‘¡Viva la República!, contestaron los soldados, ¡Viva
el general Salazar!
Entretanto, los
franceses desembocaban en la playa. Venían orgullosos y seguros del triunfo. Al
mirar a loa chinacos, a aquella turba de hombres desnudos, de tez bronceada y
de ojos centellantes por el valor y el patriotismo, los soldados extranjeros se
quedaron atónitos
En el primer momento
de la victoria, Salazar, al ver que el teniente Pineda recobraba el sentido, le
dio la mano para que se incorporarse y con voz emocionada exclamo: levántese
usted, señor capitán, para que vea correr a los primeros soldados del mundo.
MARIO ALBERTO ALCÁZAR DÍAZ
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