lunes, 2 de diciembre de 2013

UN HIJO DE TINGÜINDIN


UN HIJO DE TINGÜINDIN


Ø  Fue don Francisco J. Mújica. Nació en Tingüindin, el 3 de sep.  de 1884. Su padre, como maestro de esc., supo de las amarguras de los cambios constantes de adscripción, y con él su familia. Si ese peregrinar constante lo desarraigo de su lugar de origen, no lo despego del suelo michoacano. Lo que en ocasiones puede considerarse un infortunio, en realidad es oportunidad de “ampliación” de horizontes, que si no da personalidad a nivel las convierte en figuras nacionales.

Ø  Su primer golpe de buena suerte fue ser hijo de un profesor quien no descuido la educación de su hijo, Zináparo, La Piedad, Purépero, Chilchota y Sahuayo fueron los escenarios de su educación elemental. Los estudios de bachillerato los cursó en el Seminario de Zamora como alumno externo y el estudio de los clásicos latinos dejo en él una honda huella. El sistema burocrático no pudo clavar hondo sus garras en él, ya que fue receptor de rentas en Tancitaro y después en Chavinda, donde le picó el gusanillo del periodismo  de combate.   Fundo varios periódicos, atacó al gobernador Aristeo Mercado y tuvo que salir de México para incorporarse a la junta revolucionaria maderista contribuyó en la toma de Cd. Juárez, ante el asesinato de Madero y Pino Suárez, se incorporó al movimiento constitucionalista.

Ø  Si el general Lucio Blanco llevó a cabo el primer reparto agrario en la hacienda de Los Borregos de Tamaulipas, en 1913 incurriendo en el enojo de Venustiano Carranza, Mújica desempeño el papel de tentador que no solo tentó, sino empujo a Blanco a efectuar el reparto. La reforma agraria fue una de sus obsesiones, pero su participación como diputado constituyente marcó una etapa de auténtica transformación en beneficio del pueblo, de verdadera  “Revolución “.  C O N T I N U A R A





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