domingo, 1 de diciembre de 2013



LA LLEGADA DEL CABALLO DE ACERO A LOS REYES MICHOACÁN.

 El nerviosismo tensaba en los cuerpos de los vecinos de Tingûidin y Los Reyes.
El 1°. De Junio de 1902 toda la gente de Tingûindín. Tocumbo, Santa Clara y las rancherías vecinas formaban líneas paralelas de ambos lados de las “vías”; En los Reyes, también se formaban largas filas de curiosos a lo largo de las “vías”, tanto en la estación estaban los personajes del pueblo, muy elegantes.

Don Sabas Valladares Rentería acompañado de los miembros del Ayuntamiento, era la máxima figura no solo por ser el Presidente Municipal.

 El ferrocarril Había llegado solamente a la estación moreno, cerca de Jiquilpan, y la obra se dio por terminada. El Sr. Valladares y otros terratenientes productores de caña de azúcar del valle de los Reyes, que al mismo tiempo producían piloncillo, azúcar, y alcohol, necesitaban un medio de transporte mejor que las bestias o carreteras.
Don Sabas viajo varias veces a Morelia, y hablo con don Aristeo Mercado, que era el gobernador en turno, y finalmente logro la continuación del favorable ramal de las vías ferroviarias hasta Los Reyes Michoacán.ᵹ

Personas que trabajaron aquí (según cuenta Ramón Alcázar Govea, cuando él era chico, le platico su abuelo, Ventura Alcázar Serrano, trabajador de una de las haciendas del Rincón de Jaripo, Michoacán que a él le toco colocar los rieles, junto con otro Sr. Francisco Barragán, de Tocumbo Michoacán)

En Los reyes Michoacán la gente ya reunida para la inauguración del ferrocarril. María Crespo, Chuchita Pegueros, Catalina, Susana, Lupe, y Delfina García, y María Valladares, Glafira Gonzales, Florita Chávez; Y el matrimonio Chaves García, Victoria, Lupe, Margarita, María, de Jesús las hermanas Gómez que son Flora, Sara y Toña. Victoria Valencia y muchas bellezas de aquel entonces de la localidad. Todos estaban inquietos de un lugar a otro, bajo la vigilancia, Las García hijas de Dn. Ignacio que había sido administrador de la Hacienda de Los Limones y era médico práctico y miembro de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.

 La voz se corrió, el ferrocarril llegaba a Tingûindin y era mucha gente la que miraba la llegada del tren y como era algo muy novedoso, se asustaron y corrieron, sentado uno en su mula y la mula se asustó y corrió más rápido que todos y la gente le decía tu porque corriste y él contesto por si el tren viene atravesado y nos lleva a todos, este suceso a unos estremeció y a la multitud sacudió.

La orquesta de Los Reyes, con las banda famosas de Zacán y Zicuicho se dieron vuelo para entonar unas notas al viento llenos de alegría. El tren pasaba por entre las casas de Sta. Clara y las miradas estaban fijas en el monstro de acero que a lo lejos se escuchaba el silbido y se veía las nubes de vapor que cubrían los árboles y un ojo redondo brillante, las bandas y la orquesta seguían tocando y de vez en cuando eran opacadas por los silbidos y la campana del tren.

El monstro de acero llego y pareció exhalar el último suspiro, envolviendo en una nube blanca a quienes esperaban en el edificio de la estación.
Un simpático hombrón vestido de mezclilla, con el gorro clásico de ferrocarrilero saludo desde lo alto. El Sr. Hamilton, operador de la locomotora Núm. 123, cumplía su misión, el progreso había llegado a Los Reyes y municipios circunvecinos y como todo lo bueno en la vida, cada quien terminó festejando en su casa en una tertulia para seguir comentando lo sucedido. Dn. Vicente González Valladares se encontraba en Los Limones, en una hacienda que administraba. Uno de sus peones, llegó, muy emocionado diciendo: A´jijo don Vicente ¡Que animalote a llegado!! Esta re feo bufa como toro, hecha unos resoplidos re calientes, nomás tiene un ojo y ¡hecha lumbre!!

Y para algunos, que todavía nos tocó, hacer uso del tren o caballo de acero, solo nos quedó el recuerdo, de una estación, casi en ruinas, esperando y las autoridades, hagan algo por rescatar tan valioso edificio y le sigan dando mantenimiento ya que es lo que queda de tan valiosa historia, de algo que se logró; en aquellos tiempos, para el progreso de la región y creo que vale la pena conservar tan magnífica obra y recordar a tan admirable personaje: Dn. Sabas Valladares Rentería.
Mario A. Alcázar D.

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